Él nunca supo que lo que tenía en sus manos era algo más que un globo terráqueo. Pensaba que nada ni nadie podría robarle ese instante en que que cogía ese minúsculo globo y lo golpeaba con tanta fuerza que esperaba que algún día explotara. Pero nunca fue así.
Amante del ''País de nunca Jamás'', creía que lo que tenía en las manos no era mas que eso, un simple globo.
Empalmaba días con noches, jugaba con ser Dios; nunca de nadie, dueño de todo. Se reía del futuro como si del malvado de una película se tratara. Todos los domingos se juraba que cambiaría de vida, pero esa piedra con la que volvía a caer una y otra vez no era del suelo, ya que las nubes eran su guarida. Se atragantaba con la vida, sabía con quién se acostaba, jamás con quién se levantaba.
Tenía el mundo a sus pies, pero prefería explotarlo. Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver.
''Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir, y que vivir lo hacemos cada día''
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