viernes, 12 de octubre de 2012

Estoy seguro de que cuando os hablo del pasado, sólo se os vienen a la cabeza  esos pequeños instantes que nos hacen sacar una tonta sonrisa o pequeña carcajada. Pero son muy pocos los malos momentos que recordamos. Sólo esos que realmente hicieron huella en tí, esos que muy pocas veces queremos recordar. Pero hay miles más que nuestro cerebro no deja traspasar, también llamado mecanismo de defensa. Pero solamente abriendo el cajón de los recuerdos hasta el fondo, podremos descubrir quiénes somos, y lo más importante, por qué somos así. Por qué queremos a quien queremos, por qué huimos de cosas o situaciones que nos incomodan y por qué resurgimos de la nada tantas veces.
Hay veces en las que el pasado es imposible, queremos olvidarlo, dejarlo atrás lo antes posible y avanzar a zancadas hacia un lugar sin nombre. No nos importa a dónde nos lleve, solo queremos correr lo más rápido posible, sin sentido alguno.
Pero el tiempo es sabio, y nunca te va a dejar olvidar o destruir lo que un día fue tu vida. Es en esos momentos en los que debes sentarte y afrontar con toda la entereza posible ese ''alguien'' que una vez fuiste.
Es en ese momento cuando entenderás tanto que se te escapa, atarás cabos y podrás seguir adelante. Sólo  queda perdonarte y aceptar que tus errores sellaron tu destino. Eso es algo contra lo que nunca podrás luchar.
Acéptalo y quiérete por quién eres, no por quien fuiste una vez.





''ONLY GOD CAN JUDGE ME, BUT I'M      ATHEIST''